
El Bono con descuento DICA hoy muestra un rendimiento del 6,8% anual, es un bono a 16 años, y con pago de amortización a partir del año 2024. Un bono corto como el Bonar 2020, cuyo vencimiento es en el año 2020 rinde apenas el 3,1% anual, igual que una letra a un año. El país vive una lluvia de dólares.
La Argentina pasa de ser un país que fugaba capitales a generar una gran atracción de dólares por distintos motivos. El blanqueo atrajo U$S 116.800 millones. El endeudamiento argentino, neto de lo pagado por el juicio asciende a U$S 70.000 millones que llegaron al país, y de cara a la próxima cosecha ingresarían U$S 25.000 millones. En muy poco tiempo el país se encontró con U$S 211.800 millones, que representa el 40% del PBI. El rápido ingreso masivo de dólares billetes a la argentina si ello ocurriera el dólar valdría menos de $ 14,00.
Es tan perjudicial un escenario de fuga de capitales, como con un escenario de ingreso masivo de capitales. La llegada de una parte de estos dólares está apreciando el tipo de cambio y esto genera externalidades negativas para la exportación de nuestros productos. Por otro lado, un tipo de cambio débil es una invitación a viajar al exterior e importar todo lo que imagina.
En este escenario conviven un elevado déficit presupuestario y un atraso considerable en las tarifas públicas. Esto trae consigo una fuerte suba de la inflación, que termina generando una inflación elevada en pesos, peor mucho más en dólares.
Todo este dinero termina aterrizando en el mercado de bonos en dólares, que tiene como fortaleza tasas en dólares atractivos, y están exentos de impuestos. Esto genera una baja del riesgo país, y es la base para comenzar a atraer inversiones extranjeras directas a la argentina.
No obstante, este mismo contexto no es percibido por la generalidad de la sociedad como una reactivación económica. Los leves incrementos en el PBI son sólo para las estadísticas. Una alta tasa de inflación en pesos, hace que el Banco Central aplique las receta monetarias más hostiles para bajarla, y que consisten en una suba considerable en la tasa de interés, dejando sin financiamiento al sector privado por dos motivos, el primero una tasa de interés prohibitiva, y el segundo todos los inversores poseen más incentivos a colocar sus fondos al Estado que paga el 24,25% anual versus los bancos que pagan tasas en torno del 19% anual.
El año 2017 se presenta muy atractivo desde el punto de vista financiero, con bonos alcanzando altos valores, con un país que cuenta con elevado crédito externo que le permite responder a los pagos de amortización e interés, y generando un incremento en los precios de las acciones de compañías. Pero por otra parte, no todo es “color rosa” en cuanto a niveles de actividad económica, donde el PBI crecería entre 2% y 3% anual, explicado significativamente por leve recuperación del consumo doméstico. La inversión bruta interna sigue estancada.
En una economía donde se atrasa el tipo de cambio, y los bonos rinden el 3% a 3 años vista, claramente el mercado vera atractivo las inversiones en acciones. Con un índice Merval en tendencia alcista del 10% al 15% en promedio, reflejando un exceso de liquidez en el mercado, aumentara el ingresaran muchos dólares, y la inflación seguirá por el sendero descendente. En baja la tasa de inflación, la tasa de interés será poco tractiva frente a las acciones.
En mi opinión, las acciones que lideran la suba son las petroleras, energéticas, bancarias y real estate. Las energéticas muestran signos de corrección alcista por leve sinceramiento tarifario y la construcción muestra un “amanecer” con promesas políticas de continuar aumentando las obras públicas y los inicios de suscripciones a créditos hipotecarios para una parte significativa de la clase media. Salvo excepciones puntuales, los aumentos en los precios de las acciones no se deben a buenas performances en los balances y estados financieros de las compañías. Creo que la sobreexposición a las acciones tiene origen en inversión extranjera e inversores institucionales. La inversiones bursátiles son costosas para el inversor minorista que reciben sugerencias de invertir en las firmas líderes.
En una economía donde sobran dólares y faltan pesos, los negocios necesitan sus rendimientos constantes a escala con mayor capital y mejor productividad del trabajo, con mano de obra más calificada. La presión impositiva salvaje en los tres niveles de gobierno ya es insostenible para cualquiera que se encuentra del circuito formal. Los informales no pueden salir de su circuito sin un sinceramiento que les resulte atractivo para formalizar sus actividades, con menor carga fiscal. Los pesos billetes escasean para aumentar las escalas y realizar inversiones, generando desequilibrios en los circuitos productivos.
Una economía con mayor ingreso masivo de dólares en lugar de altas fugas de capitales, también resultan un problema. Acompañada de una insoportable presión impositiva, créditos costosos y una baja rentabilidad en la actividad productiva son una invitación para que los excedentes de fondos del sector financiero encuentren oportunidades exitosas. Las “perlas” hay que buscarlas no solo evaluando la información de los precios, sino estudiar los negocios y fundamentos detrás de los estados financieros de las compañías.
Por Fernando Del Puerto
Fernando Del Puerto
Director, Puerto Económico
Fernando@fdelpuerto.com
Twitter: @fernadp
« Volver