
Los argentinos, observando una fuerte recesión y crisis política, salen a comprar dólares a cualquier precio, y el tipo de cambio mayorista acaricia los $ 28,00. La volatilidad política, la sucesión de casos de corrupción hacen que las inversiones y el ingreso de dólares se demoren notablemente.
El país vive una crisis económica no comparable a la del 2001. Es distinta. Argentina posee un sistema financiero sólido, no existe el corralito, aumentan los depósitos a plazo fijo, y no se puede fugar los capitales que nunca vinieron. Los depósitos en pesos y en dólares están en ascenso, permitiendo que los niveles de liquidez de los bancos sea elevado y los créditos a disminuido.
La tasa de inflación se encontrara cerca del 3% en julio, y en agosto con los aumentos de servicios público se ubicaría arriba del 3% mensual. Esto hace peligrar la baja de tasas de interés, y se profundiza el escenario de una caída del PBI superior al 1% para el año 2018.
Sin duda, los bonos argentinos con rendimientos del 10% anual son atractivos pero el temor a un default hace que muchos inversores no aprovechen dicha rentabilidad. Las acciones están a bajo precio, los grupos de control están recomprando sus propias acciones. El dólar es el refugio de los ciudadanos, más aun en la crisis. Sin embargo, el gobierno no arbitra los medios que suba de precio y se reduzca la demanda de dólares.
Lo más importante para destacar, es que a pesar de la volatilidad del mercado financiero, no hay corrida bancaria, los depósitos en pesos y dólares están en niveles muy elevados, y esto nos hace pensar que por ahora, y solo por ahora, hay posibilidades de que el escenario se revierta, pero necesitamos sí o sí un poco más de audacia por parte del gobierno para comunicar y aplicar las medidas de fondo que nos impida caer más aún al fondo del océano.
Fernando Del Puerto
Director, Puerto Económico
Fernando@fdelpuerto.com
Twitter: @fernadp
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